jueves, 26 de febrero de 2009

Orfeo

Regresamos esta semana recordando a un barquito cucho que termino desguanzado justo en medio de la playa de cara a la ciudad hace casi cuatro años. ¿Se acuerdan del Orfeo?. Yo lo recordé ayer, mas por las consecuencias que tuvo en mi vida que por el simple hecho de haber decorado la playa durante algunos meses. Durante esa temporada pasaron muchas cosas, explotaron gasoductos, se derramaron barriles de petróleo en el río, entre otras. Parte de una cadena de acontecimientos que me tendría hoy aquí escribiendo esto para ti.
Justo cuando sucedió todo esto yo venia regresando a Coatzacoalcos, tenia ya tres años viviendo y estudiando en la ciudad de Monterrey. Por caprichos del destino termine colaborando en una suerte de comité: la idea era soñar la imagen que queríamos de nuestra ciudad. Después de la mala racha que fue de diciembre de 2004 a marzo de 2005 era necesario hacer algo por reencaminar el esfuerzo colectivo y crecer mas como ciudad. Había representantes de varios sectores importantes de la ciudad, desde la política hasta la comunidad empresarial; yo por alguna extraña razón venia como representante de la juventud porteña. Escuchamos hablar a todos y fijar su posición. Recuerdo muy bien mis palabras, mi manera de decir las cosas, realmente estaba muy seguro de lo que estaba diciendo: cuestione a los presentes sobre las oportunidades reales de crecimiento para los jóvenes en la ciudad, cuales serian nuestras aspiraciones mas allá de una plaza en Pemex o en el gobierno estatal; ¿qué atractivo tenia nuestra ciudad para quienes, como yo, tenían ambiciones reales y profundas?. De momento todos los presentes escucharon y algunos incluso me felicitaron al terminar la reunión. Fue un ejercicio interesante y bastante enriquecedor.
Sin embargo, cuatro años después aun sigo pensando en el. Algo no me había quedado del todo bien de toda esa experiencia. Reflexionando sobre mis palabras y juicios me di cuenta del error en que había caído ese día. Es imposible que un país como México salga adelante si tiene una juventud que se pregunta ¿qué puede hacer mi país por mi?. Si como el “futuro” de la nación estamos esperando que las soluciones y el éxito nos caigan del cielo nuestro futuro pinta bastante gris. En un país como el nuestro y con los problemas que tiene es necesaria una juventud propositiva que se involucre en las cosas que suceden a su alrededor. Que se prepare, que pregunte, que discuta. Una juventud activa y segura de si misma.
Eh mirado con tristeza lo que ha sucedido con México. El narcotráfico, la corrupción, la ignorancia, etc; nos han llevado por un camino que hasta ahora solo nos trae pobreza y muerte. Me duele ver a mis amigos y conocidos con miedo, cuidándose la espalda desconfiando unos de otros. Denostando a los que son diferentes, tachando a todo pobre de criminal, o a todo rico de corrupto. Alguna vez dije que me sentía perdido, que cada vez que miraba por la ventana comenzaba a ver un país que no era el mío. No podía reconocer en lo que nos habíamos convertido como nación. ¿En donde cabe en México la violencia?¿en donde cabe la pobreza?¿en donde cabe la corrupción?. La respuesta es en ningún lado, porque la violencia, la pobreza y la corrupción solamente estorban.
A mis veintidós años tengo pocas convicciones firmes. Creo en un poder superior, creo en la perfectibilidad del hombre y creo que existe el amor. Alrededor de estas giran muchos aspectos de mi vida y trato de darle coherencia a mis actos con ellas. Como joven no siempre me sale, pero duermo tranquilo sabiendo que hago mi mejor esfuerzo. ¿Si todos lo hiciéramos que tan lejos vamos a llegar?. Alguna vez platicando con mi papá le decía por lo mal o bien que me sentía de hacer tal o cual cosa, y trataba de entender porque me sentía mal cuando las cosas no me salían bien; la respuesta fue tan sencilla y abrumadora que no pude ni discutir: nos sentimos mal cuando sabemos en el fondo que no hicimos nuestro mejor esfuerzo. Cuando lo haces, cuando das todo lo que puedes dar si las cosas te explotan en la cara o no salen te puedes ir con la consciencia tranquila de tener la certeza de que no había absolutamente nada mas que hacer.
Tristemente este no es el caso cuando hablamos de salvar a nuestro país, no tenemos otro intento o la capacidad de irnos a dormir tranquilos si el país convulsiona. Es nuestra responsabilidad histórica hacer nuestra parte para que en dos, cinco, diez, cincuenta años podamos volver la vista atrás y sentirnos orgullosos del lugar en donde vivimos, donde crecimos. Que no dejamos morir por muy difícil que fuera salvarlo y hacerlo mejor. Todos los granos de arena forman la playa, por pequeños e insignificantes que parezcan, si todos hacemos nuestra parte, si actuamos bien y con voluntad, lograremos lo que sea.

Canción de la semana: Rob Zombie-Never Gonna Stop.

De pasada…cualquier comentario, duda, queja, sugerencia, argumento o incluso mentada, me pueden escribir a notasdemushkin@gmail.com. El mail número 456 se lleva unas mantecadas ja.

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