domingo, 5 de abril de 2009

Pleonasmo

A veces nos da por cantar, otras por gritar, en ocasiones contadas nos permitimos soñar, incluso hemos llegado a silbar ,a mi, o que me da me da es escribir. Escribo cuando estoy contento, cuando tengo algo que contar, cuando se me ocurre alguna idea simpática o cuando me quiero desahogar. Escribo los lunes, los martes, miércoles, también en fines de semana. De los jueves no hablare, esos no son días de literatura. Puedo escribir solo, u acompañado, en un cuaderno o en la computadora. Escribo de la vida, del sol, de los sueños, de cuentos, historias, y poemas, aun no eh escrito ninguna canción, eso lo dejaremos para otro momento.
El tamaño de la letra siempre es la misma, aunque a veces(en la computadora) puedo optar por un estilo u otro, con sangrías y justificado. Siempre evitando el maldito subrayado rojo debajo de los errores y desconocimientos del corrector automático. Nunca eh escrito con plumón, supongo necesitaría muchas hojas para contener las mismas letras que con una pluma o lápiz normal. Escribo de buenas, y de malas, triste o desconsolado(que no es lo mismo), escribo enojado y escribo enamorado. Acostado o sentado, casi nunca de pie(es complicado mantener el equilibrio). En la oscuridad, acompañado de mi silencio y consciencia o casi cegado por la maravillosa luz que se cuela entre las cortinas.
Escribo en casa, puede ser en mi habitación, en la sala o en el baño, también en la escuela: entre clases, en un pasillo sentado sobre el frío mármol o calidamente cobijado por libros de biblioteca. Escribo mucho o poco, depende como me sienta y fluyan las letras. Escribo con la tele prendida, siempre en silencio pues sus ruidos hacen divagar a mi cabeza. Personalizo, o no. Todo pensando en el mensaje real que se quiere transmitir. Ligero o profundo, coherente o intencionadamente confuso. A veces no tan intencionado.
A veces observo por la ventana, me doy un empujón al describir lo que esta del otro lado del umbral. Otras solo llegan las ideas casi sin desempacar desde los rincones de mi inconsciente. Escribo con un dolor en el cuello, y otras con dolor en el alma. Escribo para crecer, para entender, para conocer y responder. Escribo porque no conozco otra manera de expresar sentimientos tan perennes e ininteligibles. Escribo por no dejar, escribo por complacer. Aunque realmente nunca se muy bien a quien.
Casi nunca repito el mismo sitio en orden, aunque todavía existen rutinas imperceptibles, lo hago de viaje, lo hago en el trabajo. Recorro pasillos imaginarios de mi mente en los que recojo al carrito lo que me parece pertinente. Lo puedo hacer con frío, pero me sale mejor en lugares calidos, mis dedos son sensibles a la temperatura. En ocasiones incluso me cuesta trabajo decidir sobre que escribiré, uno u otro tema parecen prudentes, normalmente se plasma el mas irracional. Me robo ideas, o creo algunas nuevas, siempre pensando en la inmortalidad de las letras.
Escribo para mis amigos, para mis padres, para mis desconocidos, incluso en ocasiones raras escribo para mi. Tecleo sin pensar, y cuando pienso no puedo teclear. Extrañamente soy mas fluido en un computador que con papel y lápiz en mano. Eh escrito en solo un continente, aunque en muchos países, lo eh hecho bajo gobiernos de izquierda y de derecha, con regimenes autoritarios y otros pseudoliberales. Con censura o sin ella(la peor es la autoimpuesta). Desvelado o muy fresco, de mañana, tarde y noche, a veces también de madrugada.
Lo hago para no tener que hablar, pues cuando hablo es porque no se que escribir. Son reflejos de mis ideas rebotadas a su vez en los demás. Con ideas locas que solo algunos logran captar. Unas veces me recuerdo al Grinch, y la gran mayoría al Gato en el sombrero. Rayas rojas, blancas, rojas, o pelaje verde. En pijama o de traje, aunque casi siempre de jeans y campera. Siempre con innumerables errores ortográficos y sintácticos, la mayoría vicios conscientes y muy a propósito. Escribo en fin, por el simple placer de hacerlo, sintiendo el leve forcejeo de las teclas contras mis yemas, diciendo al mundo lo mucho que me importa y a su vez que se vaya al carajo. Y así podríamos seguir, diciendo el porque, como y cuando, ahora comenzando a hablar midiendo la gran sequía que se posa de nuevo sobre mí.

1 comentario:

  1. Yo creo que en el momento en que dejàramos de escribir, es porque la vida misma dejó de tener sentido. Te leo con atención. Sigue haciendo eso que sabes hacer muy bien, escribir. Saludos.

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