domingo, 3 de mayo de 2009

Tropiezos Parte 1

Era una noche como cualquier otra. Sin grandes eventos o acontecimientos. Ningún cumpleaños, rumba especial o fiesta. Una noche mas, de esas que sales solo por no quedarte encerrado en casa con tus viejos y pelis malas en el televisor. Caminando por la acera de enfrente Julián se dio cuenta que no tenia mas cigarrillos. Impensable llegar al show sin su utilería favorita. El detestaba el sabor, el olor, la sensación de ahogarse; pero amaba el “look” que le daba fumarse un pucho frente a su publico, todas las noches en punto de las 3. Se deleitaba observando las miradas de envidia al salir, cuando el tenia, ya, el trofeo mas preciado del lugar, nunca volvía a verles, pero la marca en su cinturón estaba hecha.
Era un fanático del melodrama, le encantaban las situaciones complicadas, retorcidas; pifarse a dos gemelas solo para ver como peleaban por el, meterse con el chico de alguien para ver que tan rotos quedaban los platos, platos que nunca pagaba. Nunca podría imaginarse que su amado “show” se vendría abajo esa noche, nadie con un cinturón tan agujereado hubiera previsto que el amor lo golpearía como saco de ladrillos al terminar la noche. Camino un poco mas después del kiosco, no le gustaba mover el auto y menos para una distancia tan corta, su casa quedaba cruzando el parque Folleros, que si bien no era muy grande ameritaba algo de sudor. Camino entre los abedules que se mecían se un lado a otro formando melodías en el viento, desde lejos vio la entrada del Rexo, aglomerada como siempre, sin molestarle mucho.
Entró en unos segundos después de ladearle la sonrisa al anfitrión ante las miradas atónitas de los chicos “cool” de la ciudad. Llegando altanero a la barra como siempre-Ea Flaca, una cubata ¿no?-la Flaca lo complacía siempre, cobrándole solo de vez en cuando con tal de tenerlo contento y agazaparle una sonrisa pícara cada noche. Caminando con su trago en mano, doblando el popote con el dedo anular y el índice afilado atravesó la pista. Sonriendo de par en par por la canción del momento, recordando fechorías pasadas, logrando ese look que tanto disfrutaba. No supo con que se cruzo golpe, si un escalon o un pie mal intensionado pero, como en cámara lenta, pudo ver su trago volar por el aire mientras el aterrizaba en la mesa de unas chicas. El club se paralizo mientras una de sus estrellas sucumbía por su torpeza; Julián se recompuso y mientras buscaba de que agarrarse le rompió el escote a una chica. Ya con el rostro hinchado del cachetadón maniático que le propinaron huyo como perro herido a lamerse un poco.
-¡Con la puta que lo parió!-gritaba por la calle, algo frustrado de su vergüenza publica. Dando brincos y gritos atravesó el parque, ya no le importaban los abedules, ni su show de todas las noches, perdió los puchos en el trompicón, y su rostro perfecto termino desfigurado por los golpes. Justo cuando pensaba que todo estaba perdido tropezó de nuevo, con una impotencia desgraciada se inclino hacia delante. Cerro los ojos y se quedo esperando el golpe, uno, dos, tres segundos, nada. Regreso rápidamente de su ausencia y se vio en los brazos de un desconocido. No lo pensó mucho, ni siquiera vio sus ojos verdes agua sucia, o la mochila repleta de libros que lo evidenciaban como un ratón de biblioteca. Termino de abalanzarse sobre el, pero esta vez no por accidente, una acción muy calculada que lo llevaría a quedar con su rostro frente al de el dejando el roce de labios en manos de su victima. Error.

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