lunes, 14 de septiembre de 2009

Mushkin Goes to Belfast 1: The Trip

A estas horas casi todo México aun duerme, son las 11 de la mañana en Belfast y los días soleados que me recibieron parecen haber quedado atrás. Es el día 5 del viaje y, a pesar de que es increíblemente obvio, todavía no termino de entender lo lejos que estoy de mi patria. Lejos quedaron los rostros familiares, los lugares cotidianos y las costumbres conocidas. Aquí no se bebe tequila, no cantan mariachi, vaya ni tortillas hay. Es hora de hacerme a la idea de que el que tiene que cambiar soy yo.

Les cuento un poco sobre Belfast, es la capital de Irlanda del Norte, que hasta hoy, permanece como parte del Reino Unido(al igual que Escocia, Gales e Inglaterra). Aunque se le otorgo el rango de ciudad en 1888 por la reina Victoria, la población tiene sus orígenes en la edad de bronce, hace algo así como 5000 años. Es una ciudad industrial; históricamente se ha dedicado a la producción de textiles, tabaco y barcos(aquí se construyo el Titanic). A pesar de el periodo conocido como the troubles (piensen en el Ejercito Republicano Irlandés, terrorismo y bombazos) la ciudad ha permanecido durante ya algunos años en calma con un ritmo de crecimiento saludable.

Lo que me trajo aquí todavía es algo incierto, Belfast era la última de mis opciones de intercambio y por alguna cósmica razón fue la que me toco. A estas alturas creo que fue lo mejor que me pudo haber pasado. El viaje empezó mal, justo cuando terminaba de comer en el aeropuerto de la Ciudad de México el mentado secuestrador se aparece y para los vuelos en toda la terminal(que buen augurio ¿no?). Después de algunos minutos de tensión y las llamadas con sarna de mis amigos todo volvió a su curso y pude abordar a tiempo; obviamente después de comprar mi bandera, mi mascara del santo, y de despedirme de aquellos que esperaron hasta el final.

El vuelo fue verdaderamente placentero(aquí es cuando mi papa frunce el ceño, pregúntenle porque, su columna sale los martes). Dormí poco, pero no por incomodidad, sino por la expectativa de no saber lo que venía. Llegue a Londres lleno de energía, seguro de que todo saldría espectacularmente bien. Tome mis cosas, baje del avión, camine por largos pasillos del aeropuerto de Gatwick hasta llegar a migración. Primer error: por alguna extraña razón todo el discurso de que no necesitaba visa se me vino abajo, no lo entendía, revise mil veces la pagina, cheque el servicio en línea de revisión de papeles, pregunte por teléfono…ahora me encontraba frente a un inspector de inmigración, sin visa y sin boleto de regreso. –Carajo, me van a matar-fue lo único que pude pensar mientras el inspector me miraba con cara de “sos un boludo”. Me vio tan consternado y apanicado que se apiado de mi y después de una breve consulta con un supervisor me dejo pasar, con la condición de que solucionara el problema con la embajada en México lo antes posible(en eso estoy).

Pase sumamente aliviado y agradecido(también mentando madres por haberme puesto en esa situación), me dirigí a recuperar mi equipaje y las cosas parecían volver a la normalidad. Segundo error: desde hace meses había comprado mi vuelo desde Gatwick a Belfast con tres maletas extras pagadas por adelantado ¿es mejor prevenir no?, al parecer no. Resulta que las aerolíneas de este tipo (las polleras) te pueden cobrar las maletas extras sí, pero de ninguna manera te dejan llevar mas de los 20 kilos que te tocan. Ósea, si llevas tres maletas tamaño jumbo (como las mías), solo podrían pesar 20 kilos en total, tendría que haberlo pensado antes y llevarlas llenas de aire. –Carajo, de nuevo- ¡No lo podía creer!, ¿quien en su sano juicio hubiera pensado semejante barbaridad?(nunca vuelen por FlyBe). Después de explicarles en mil maneras diferentes a los dependientes de la aerolínea lo horrible y pichicatera que su aerolínea me parecía, me resigne, tome mis maletas y fui a buscar un servicio de mensajería. Al final envíe mis dos maletas mas pesadas por ese medio(pagando una pequeña cuota de 189 libras…¿por qué no?, digo la libra esta súper barata….como a 23 pesos por libra, aja). Solo pude subir al avión mi maleta “extra”, en la que venían zapatos, libros y mis artículos de aseo personal. Tomen nota que mis maletas llegan hasta el miércoles….y que no tengo nada de ropa interior.

Derrotado seguí deambulando por las salas de espera, entre quedándome dormido por el cambio de horario y encaboronado por los incidentes del día, con la plena seguridad de que odiaba a este país, y que nunca nunca podría jamás volver a estar a gusto aquí. Sin duda parecía que los jinetes del Apocalipsis viajero descendían sobre mí. Subí a mi segundo vuelo sin saber que pensar, simplemente no quería estar ahí en ese momento. Entre el miedo a ser deportado, la imposibilidad de cambiarme de ropa, y un sueño de camionero en carretera no tenía idea de lo que me esperaba al otro lado del mar.

Desperté después de una hora al lado de una señora bastante malencarada ,que parecía optar por ignorarme, solo para observar Irlanda por primera vez. No se bien como describirla pero lo intentare: campos verdes que parecían no tener fin, bosques, casas victorianas, un dejo de armonía que convertía a los objetos individuales en parte de un todo maravilloso. Por primera vez desde que abandone el nido recordé lo que es sentirse de nuevo en casa. Estaba tan emocionado por encontrar mi nuevo hogar que poco importo lo horrible de mi colchón, la falta de sabanas, el hambre(pues a la hora que llegue ya todo estaba cerrado), o la soledad de la villa estudiantil aún vacía.

Hoy ya es lunes, la vida comienza a volver a mis alrededores, y tengo al certeza de que este será un gran año. ¡Hasta la otra semana!.

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