miércoles, 23 de septiembre de 2009

Mushkin Goes to Belfast 3: The Hangover

Algo esta cambiando en el bloque 26. El otrora estridente sonido de la música electrónica se ve remplazado por un silencio mórbido. Ya no se escuchan el barullo de las mudanzas, el cuchicheo de los nuevos que se van presentando. La semana de bienvenida esta por terminar y el polvo de la estampida comienza a asentarse de nuevo, imperturbable.

La resaca de las primeras semanas por fin se hace presente en la realidad de la Universidad de Ulster. Resfriados, adoloridos, cansados y pobres los estudiantes deambulan por la escuela tratando de regresar a algún tipo de rutina que los mantenga vivos hasta el próximo mes, los salones de clase se van llenando con verdaderos estudiantes en lugar de esos party monsters que los invadieron durante algunos días.

Heme aquí escribiendo sobre lo que me parece el suceso mas importante desde el primer día que puse un pie en los verdes campos de Jordanstown: la realización total de mi nueva realidad. Con la garganta maltratada, una cartera que empieza a resentir el atribulado gasto de las ultimas semanas, con un cuerpo que, si bien no falla, empieza a dar signos de cansancio general. Mañana empiezo con mis primeras clases, da un poco de miedo. Sin estar acostumbrado al sistema, familiarizado con el bagaje cultural, o incluso acostumbrado a la inmensa cantidad de autoestudio que me espera; el resultado no podría ser otro que un nerviosismo que te recorre la espina dorsal, dejándote saber que tendrás que esforzarte demás para conseguir lo que siempre se te ha dado tan fácil.

Tendrás que hacer cambios, modificar tu comportamiento, tu consumo, tus costumbres. Olvidarte de los vinos caros, restringir tus noches de juerga, aprovechar los descuentos a estudiantes, usar transporte publico, comprar inteligentemente, ser mas educado, moderar tu consumo de alcohol, limpiar tu cuarto, limpiar tu baño, ser considerado con tus compañeros de departamento, usar el celular con prudencia, esperar el autobús, lavar tu ropa, tender tu cama, pagar tus cuentas, ser precavido con tus cosas, organizarte, lavar, limpiar, comprar, ahorrar, cuidarte….

¡Basta!....ahí te das cuentas que no se detendrá, que tu zona de confort se esfumo y la responsabilidad de crear una nueva es únicamente tuya, no habrá quien lo haga por ti. Si quieres vivir en un lugar ordenado y limpio tendrás que hacerlo tu mismo, si quieres comer y beber bien tendrás que hacerte cargo y administrarte, si quieres irte de fiesta sacrificaras algún otro deseo, si quieres viajar, sabrás ahorrar y separar bien tus tareas, si quieres sacar buenas calificaciones aprenderás a adaptarte al nuevo sistema y lo conquistaras.

Creo que la mejor parte viene después, una vez que conquistas el nuevo escenario, que entiendes el juego y las reglas. Cuando empiezas a darte cuenta que no era tan difícil, que eres perfectamente capaz de lograrlo y nada podrá detenerte. Cuando todo se vuelve algo automático y lo haces sintiendo que es lo correcto para ti. Una vez que lo conquistas te sientes imparable, y reconoces un ser humano capaz de vivir, no solo de sobrevivir. A jugar pues.

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