martes, 10 de marzo de 2009

El Incendio del Día de las Madres (9 de mayo de 2008)

Fueeego Fueeeegoooo!!! es lo que debí de haber gritado estruendosamente el DIA de ayer...al momento en que las llamas se extendían por el departamento...no mis queridos lectores, esto no es un cuento, ni invención mia, son los hechos reales tal y como sucedieron la noche del 8 de Mayo de 2008 a eso de las 8:00 pm.
Me encontraba yo solo, y en la oscuridad tomándome un intento de clamato con algo de vodka por aquello del aburrimiento, era ya una hora que se había cortado el suministro eléctrico y el estupor en el ambiente se intensificaba a medida en que la lluvia tormentosa de afuera chocaba con el calido ambiente del departamento de San Bernabé 282.
Conforme se perdía luminosidad, era una noche muy iluminada a pesar de la aparente falta de luz, y el aburrimiento crecía y crecía pensé en algo que hacer. Naturalmente lo primero que se me vino a la mente fue encender algunas velas, para por lo menos darle un sentido dramático al momento: media obscuridad, un trago en la mano, la soledad de mis pensamientos. Tome la lámpara de mi hermano(si la que usaba para acampar) y me apresure a la cocina, probablemente fueron unos quince pasos, que sin saberlo me acercaban segundos minutos después al desastre.
No busque encima de la alacena por las velas, donde la primera vez las guardo la mucama en aquel intento de cena romántica(digo intento porque para que sea una verdadera cena romántica se necesita que las dos personas se quieran...en aquella ocasión el amor se quedo en uno), sabia perfectamente que en el segundo intento de cena romántica(ja) las había guardado debajo del fregadero de la cocina..un lugar a luces apropiado para guardar velas ¿no?.
Alcance a tomar unas 4 velas antes de que la posición y la cantidad de envases se me viniera encima. Regrese a la sala, pensando en donde diablos podría encontrar un encendedor, hay que notar que el de la cocina es inservible y la estufa es eléctrica..no teníamos muchas opciones. Medite unos momentos mas en donde podría yo encontrar tan común y ahora esquivo aditamento. Eureka!, tal como los sabios griegos al descifrar una formula matemática me sentí un genio al recordar que encima del mueble donde dejo mi cartera y demás accesorios de uso diario había un encendedor, incluso recordaba que era color morado, era precisamente el encendedor que vive escondido solo para salir en momentos dramáticos de mi vida, primero amores, y ahora tragedias.
Tacte un poco la superficie blanca y áspera del plástico hasta encontrarlo a un lado de mi canasta donde deposito mis notas de compras. Volví rápidamente a la sala hasta encontrarme de nuevo con las velas. Prendí una, dos, tres distribuyéndolas adecuadamente en el departamento, el toque dramático era espectacular. Me dirigí al comedor, donde me pareció adecuado poner la ultima vela para iluminar un poco la entrada al departamento y la correcta distribución de los muebles, usted sabe, para evitar accidentes. Al encender el, en efecto, encendedor no estoy del todo seguro como diablos entre en contacto con el frasco de alcohol etílico que mi padrino solicito para hacer las curaciones pertinentes a las pompas de mi hermano(5 inyecciones recetadas para curar el absceso purulento que se aloja estos días en su garganta). Dicho el caso la sala se ilumino de mas, y no precisamente por las velas, sino por el frasco de alcohol que en mi infinita y hábil sabiduría automáticamente tire al piso regando todo su contenido a lo largo y ancho de la duela justo entre el comedor y el sillón azul. Mi primera reacción, aparte de gritar y agitar los brazos como niña asustada, fue correr al baño por una toalla, alguna vez pensé que si cortas la fuente de oxigeno cortas el fuego, parecía muy pertinente entonces. ERROR, en lugar de asfixiar el fuego como inteligentemente pensé solo logre empapar la toalla de Armando de alcohol lo suficiente para prenderle fuego y ahora no tener un incendio sino dos. Corrí a aventar la toalla al baño, para percatarme que la puse directamente sobre el tapete, volví a levantarla y logre introducirla en la regadera. rápidamente me di la vuelta y volví a la sala solo para ver el incendio claramente disminuido, pisotones, soplidos(aja) y muchos alaridos después logre apagar por completo el fuego que asediaba mis muebles, papeles, electrónicos, etc. La tragedia parecía controlada, regrese al baño para abrir la regadera y terminar de apagar la toalla que aun ardía con ferocidad. La ultima etapa consistió en tirar el bote de alcohol al fregadero y lidiar con algunas chispas que salían del contacto entre el agua y el alcohol etílico. Finalmente la tragedia terminaba con un saldo relativamente blanco. Unas manchas de fuego en el franja del piso y una toalla deshabilitada fueron las únicas evidencias de lo sucedido..o por lo menos eso pensé en el momento.
Horas mas tarde mientras hacia fila para pagar por una bebida momentos antes de entrar al Bull ante la alarma de un amigo me di cuenta que se me había quemado una porción de cabello interesante a mi lado izquierdo...jajaja los daños fueron gravíiiiisimos. A pesar de que no se nota y de que suficiente cera permite disimular el tufo de pelo quemado me sigue a donde voy, ya un DIA después de terminado el conato de incendio.
Y esa mis queridos lectores, es la historia del incendio del DIA de las madres, y si, se que no aplica por la diferencia aparente de fechas..pero no me importa el tono tan dramático del titulo, su fortaleza lo valen.

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